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sábado, 24 de marzo de 2007

COVERS Y PRÉSTAMOS EN LA MÚSICA CATÓLICA






Por OLGA BUSTAMANTE


Hay dos problemas que afectan la pureza y la belleza de la música cristiana culta o popular, litúrgica o de inspiración religiosa. La primera la utilización continua de covers o en otras palabras, el reencauche de la música tradicional con ritmos y sonidos modernos; y en segundo lugar el continuo uso de préstamos o sustratos de la música profana a la música cristiana.

En el primer caso, algunas inquietudes técnicas que tienen los artistas cuando inician un proceso de grabación musical religioso son: ¿ Grabo temas religiosos conocidos o inéditos? ¿Con el repertorio seleccionado podré recuperar la inversión de la producción discográfica?

Algunos creen que no deben iniciar con temas inéditos, porque primero se tienen que "dar a conocer" con temas aprobados y entonados por el pueblo cristiano. Esta idea de los covers obedece más a una sociedad capitalista que ve el arte como un bien de consumo y que ha perdido el verdadero sentido evangelizador de la música religiosa. Este criterio económico que muchos anteponen frente a la búsqueda de la autenticidad musical y al gozo que da cantarle a Dios con una voz propia, con un estilo y una personalidad que identifique el artista en un mundo tan comercial y tan desafiante como el nuestro, no es sino una muestra de miedo, duda y desconfianza ante el Poder de Dios, que escucha con agrado nuestra alabanza cuando se hace de corazón.

En este sentido, Guillermo Acosta Barbosa expresaba "hay poca iniciativa de muchos grupos de no componer, si no de seguir cantando "covers", sin salir de los mismos cantos de eternidades". Hoy vemos como de una melodía tradicional existen diferentes versiones de artistas, en variados ritmos y arreglos sonoros.

Sin embargo, debo subrayar que hay artistas que graban covers no por un interés comercial, sino por el valor textual y musical de los cantos que interpretan con gran propiedad y que han movilizado su corazón.

Además, por conservar y valorar los temas que se han quedado en la memoria cristiana y que hacen parte del inmenso patrimonio artístico de la Iglesia Católica. Como vemos, son motivaciones de covers diferentes, pero finalmente no dejan de ser solamente interpretaciones, versiones diferentes de una misma melodía.

En Segundo lugar, otro factor que daña la pureza, la belleza y la originalidad musical religiosa es la continua mezcla de la " música de Dios y la música del mundo", como las llaman hoy .

"El origen dudoso y ciertamente mundano" de algunas obras musicales utilizadas en la liturgia como lo menciona Pedro Guerrero, es un hecho que se viene repitiendo desde el renacimiento. Una de estas manifestaciones es la parodia musical, una práctica que utiliza melodías populares, o clásicas del momento y le adapta un texto religioso. Entre las parodias renacentistas podemos distinguir la misa L´Homme Armé, e incluso ciertas misas de esa época se atrevieron a llevar el título de canciones populares, como A la sombra de un zarzal y Princesa de Amorío. Mezclas que ocasionaron un ambiente crítico para el arte musical, para la liturgia de la Iglesia y que fueron censuradas por la jerarquía eclesiástica.

Más adelante, podemos distinguir otras mezclas en el período romántico. Por ejemplo, Schumanm compuso su gran Réquiem, inspirado en el Fausto de Goethe. Igualmente del mismo período, se reconoce el Ave María de Franz Schubert, una obra que adaptó un texto cristiano a una melodía popular que el mismo compositor le había dedicado a una amiga.

Otra mezcla que sacraliza la música profana, las podemos identificar en la Sinfonía Fantástica de Berlioz compuesta en 1830 y que incluyó el Dies Irae. Al igual que en algunos fragmentos del Parsifal de Richard Wagner. Obras que adquirieron un aire casi religioso debido a su lenguaje, a su intención y a sus tiempos lentos.

Por otra parte, la música cristiana también sufre ayer como hoy una desacralización, debido al uso indebido de tecnicismos musicales que dominan el panorama artístico del momento. El resultado son obras religiosas frías, carentes de un profundo sentimiento y de un contenido espiritual. En la música culta se puede citar el Stabat Mater dolorosa de Rossini, composición romántica que refleja un espíritu más musical, que cristiano

Y retomando las parodias, hoy también tenemos muchas adaptaciones y sobre todo mezclas de estilos profanos en la música popular cristiana. El "Santo" con la musica de "Help" de los Beatles, o el "Padre Nuestro" con la melodía de Paul Simon "The Sound of Silence", según lo anotaba Fernando Delgado, son algunos ejemplos.

En consecuencia, vemos que hoy coexisten las obras puras en su forma y contenido, con las obras parodias construidas sobre textos, melodías o estilos profanos preexistentes, porque finalmente las melodías se quedan grabadas en la memoria colectiva de los fieles y para los fieles con poca o ninguna formación musical, basta el sentimiento hacia la obra sin importar su procedencia.

Es indudable que los continuos préstamos que usamos los músicos entre la música secular y la música cristiana, alteran la sensibilidad artística de los compositores ante lo divino, influyen de una u otra forma en los gustos estéticos de los católicos y reflejan la falta de innovación en la producción de las obras religiosas. Podemos asegurar que cada momento musical que vivimos, debe ser objeto de estudio y de renovación para cada uno de nosotros como artistas y para la Iglesia Católica.

TOMADO DE: www.cristomanía.com Artículo de OLGA BUSTAMANTE

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