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sábado, 22 de diciembre de 2007

Liturgia del Ciclo Natalicio
















Fuente: www.revistaecclesia.com
Autor: Jesús de las Heras Muela

I. La Navidad es la celebración, memoria y actualización del acontecimiento salvífico histórico del nacimiento de Jesucristo, de la manifestación de la salvación de Dios en Jesús de Nazaret.

II. El centro de la Navidad lo constituye el alumbramiento de Jesús, Hijo de Dios e Hijo de María, en Belén de Judá. Es el insondable misterio de un Dios nacido en la carne. El que ha nacido de la Virgen es Hijo de Dios e Hijo de hombre. Afirmamos las dos realidades juntas, sin merma de ninguna de ellas, sin deterioro, sin que deje de ser realmente Dios y realmente hombre.

III. Navidad es adentrarse en el misterio de la encarnación del Hijo de Dios. La fe descubre, sin escándalo, a la Majestad divina humillada; a la Omnipotencia, débil; a la Eternidad, mortal; al Impasible, padeciendo; al Bendito, maldecido; al Santo, hecho pecado por nosotros; al Rico, empobrecido para enriquecernos; al Señor, tomando forma de siervo para liberarnos de la esclavitud.

IV. La Navidad, con toda su sencillez y ternura, con su misterio y su gracia, es mucho más que un tiempo ingenuo o explotado por la sociedad de consumo. Es el tiempo de Dios y el tiempo del hombre. El clima creado por la liturgia de estos días pretende provocar la fe en la manifestación divina, la apertura a la gracia, la necesidad del amor y del seguimiento a Jesucristo.

V. La liturgia de la Iglesia prolonga el tiempo de Navidad hasta la Epifanía, que se fija en el sentido y significado de este acontecimiento. Navidad es la eclosión de la luz y la luz es para alumbrar, para calentar, para guiar.

VI. La liturgia de Navidad y Epifanía se subdivide, a su vez, en la semana dentro de la Navidad, la semana de la octava y las ferias de los días de Epifanía hasta la celebración de la festividad del Bautismo del Señor. Durante toda la octava de la Navidad se debe rezar o cantar el Gloria en la Eucaristía y el Te Deum en el oficio de lecturas de la Liturgia de la Palabra. Igualmente, se recomienda cantar el Aleluya, previo a la proclamación del Evangelio, en la Misa, o, en la Liturgia de las Horas, donde se prescriba como Responsorio breve.

VII. La liturgia de Navidad y Epifanía, desde el Nacimiento hasta el Bautismo en el Jordán, va desgranando las primeras manifestaciones de la salvación de Dios en Jesús: a los pastores, a los magos, en el templo, a los discípulos en Caná de Galilea.

VIII. Desde las celebraciones vespertinas de la Navidad (tarde del 24 de diciembre) hasta la festividad del Bautismo del Señor (este año 2003, el domingo día 12 de enero) discurre el tiempo litúrgico de Navidad y Epifanía. Su color litúrgico es el blanco. La alegría, el gozo y la celebración de la Natividad y de la Manifestación de Jesucristo son sus características principales.

IX. Dentro de la octava de la Navidad hay otros dos grandes fiestas: la Sagrada Familia y Santa María Madre de Dios. El domingo dentro de la octava de la Navidad es la festividad de la Sagrada Familia, que, en la Iglesia Católica en España, coincide con el día de la familia y de la vida. Este año es el día 29 de diciembre. En el día de la octava de la Navidad (1 de enero), toda la Iglesia Católica celebra la solemnidad de la Maternidad divina de la Virgen María. Desde 1968, por disposición del Papa Pablo VI, es también el día de la Jornada Mundial de oración por la paz, que conlleva siempre mensaje papal.

X. La Epifanía es una fiesta más conceptual. Celebra el mismo misterio de la Navidad, pero va más directamente a su significación salvadora. Palabras claves de este tiempo son: iluminación, manifestación, aparición, desvelamiento. El día 6 de enero la Iglesia celebra la Epifanía del Señor. Este misterio complementa al de Navidad. Este año cae en lunes. En España se une a este día la popularmente llamada festividad de los Reyes Magos. El evangelio de esta solemnidad litúrgica es precisamente la adoración de los magos de oriente. La Iglesia Católica en España, en el contexto de esta solemnidad de marcado carácter misional, celebra el día 6 de enero el día de los catequistas nativos y del Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME). El ciclo litúrgico de la Navidad concluye la fiesta del Bautismo del Señor, el comienzo de su vida pública.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Mons. Bartolucci: Una interesante entrevista




Hacemos eco de una riquísima entrevista a Mons Bartolucci, Ex Director de la Capilla Sixtina, considerado el coro particular del Santo Padre.



por Riccardo Lenzi.

Pregunta: Maestro Bartolucci, no menos de seis papas han asistido a sus conciertos. ¿Cuál de todos ellos podría decir Ud. que ha sido el más experto en materia de música?

Respuesta: En el más reciente, Benedicto XVI. Toca el piano, tiene un profundo conocimiento de Mozart, ama la liturgia de la Iglesia y consecuentemente pone un gran énfasis en la música. Pío XII era un gran amante de la música y frecuentemente tocaba el violín. La Capilla Sixtina le debe mucho a Juan XXIII. En 1959 me dio permiso para restaurar la Sixtina que, desafortunadamente estaba en muy malas condiciones en parte a causa de la enfermedad del director anterior, Lorenzo Perosi. No tenía ya miembros estables, archivo musical o tan siquiera una oficina. De modo que obtuvimos la oficina, despedimos a los falsettos y la composición del coro lo mismo que los honorarios de sus miembros quedaron establecidos. Finalmente también fue posible organizar el coro de niños. Luego vino Pablo VI, pero era sordo para la música, y no se cuánto aprecio tenía de ella.

Pregunta: ¿Fue Perosi el así llamado restaurador del oratorio italiano?

Respuesta: Perosi fue un auténtico músico, un hombre completamente consumido por la música. Tuvo la buena fortuna de dirigir la Sixtina en los tiempos del Motu Proprio sobre la música sagrada, que verdadera y justamente quería purificar de los efectos teatrales de los que estaba contaminada. Pudo haber dado un nuevo impulso a la música de la Iglesia, pero desafortunadamente no tenía una comprensión adecuada de la polifonía en la tradición de Palestrina y en la tradición de la Sixtina. También ¡confió la dirección del coro de canto gregoriano al vice-maestro! Sus composiciones litúrgicas con frecuencia se destacaban por un estilo ceciliano superficial, tan alejado de esa perfecta fusión de texto y música.

Pregunta: Perosi imitaba a Puccini...

Respuesta: Pero Puccini era un hombre inteligente. Y sus fugas son en mucho superiores a la de Perosi.

Pregunta: ¿Fue Perosi, de alguna manera, el precursor de la vulgarización actual de la música sagrada?

Respuesta
: No exactamente. Hoy en día, la moda en las iglesias es la de las canciones inspiradas en el pop y en el estruendo de las guitarras, pero la culpa es sobre todo en los pseudo intelectuales que han fabricado esta degeneración de la liturgia, y así, de la música, tirando por la borda y despreciando la herencia del pasado con la idea de obtener quien sabe qué ventajas para la gente. Si el arte de la música no regresa a su grandeza dejando de ser un subproducto, no tiene sentido preguntarse qué función cumple en la Iglesia. Estoy en contra de las guitarras, pero también estoy en contra de la supeficialidad del movimiento ceciliano en la música. Es más o menos la misma cosa. Nuestro lema debe ser: ¡volvamos al Canto Gregoriano y a la polifonía en la tradición de Palestrina, y sigamos por ese camino!

Pregunta: ¿Cuáles son las iniciativas que Benedicto XVI debería llevar adelante para realizar este plan en un mundo de discotecas y iPods?

Respuesta: El gran repertorio de la música sagrada que nos ha sido entregado desde el pasado está compuesto por Misas, ofertorios, responsorios: antiguamente no existía nada así como una liturgia sin música. Hoy no hay lugar para este repertorio en la nueva liturgia, que es una conmoción discordante -y es inútil fingir que no lo es-. ¡Es como si le hubiesen pedido a Michelangelo que pintase el Juicio Final sobre una estampilla! Dígame, por favor, como es posible hoy interpretar un Credo, o inclusive un Gloria. Primero deberíamos regresar, al menos para las misas solemnes o de días festivos, a la liturgia que da a la música su lugar propio y se expresa en el lenguaje universal de la Iglesia, el latín. En la Sixtina, después de la reforma litúrgica, yo pude mantener vivo el repertorio tradicional de la Capillla solo en conciertos. Solamente piense ¡la Missa Papae Marcelli de Palestrina no ha sido cantada en San Pedro desde el tiempo del papa Juan XXIII! Se nos dio graciosamente el permiso para interpretarla durante la conmemoración de Palestrina, y ellos la querían sin el Credo, pero en ese momento no cedí y fue interpretada en su totalidad.

Pregunta: ¿Cree Ud. que la asamblea de los fieles debería participar en el canto de las melodías gregorianas durante las celebraciones litúrgicas?

Respuesta: Hay que hacer distinciones en la interpretación del Canto Gregoriano. Parte del repertorio, por ejemplo los Introitos o los Ofertorios requieren un nivel de refinamiento artístico extremadamente elevado y solo pueden ser interpretados apropiadamente por verdaderos artistas. Pero hay una parte del repertorio que es cantada por el pueblo: pienso en la Misa de Angelis, la música procesional, los himnos. En otro tiempo era muy conmovedor escuchar a los fieles cantar el Te Deum, el Magnificat, las letanías, música que la gente habia asimilado y había hecho propia. Hoy poco de esto queda ya. Y más aún, el Canto Gregoriano ha sido distorsionado por las teorías rítmicas y estéticas de los Benedictinos de Solesmes. El Canto Gregoriano nació en tiempos violentos, y debe ser viril y fuerte y no la dulce y confortable adaptación de hoy en día.

Pregunta: ¿Cree Ud. que las tradiciones musicales del pasado están en vías de desaparición?

Respuesta: Parece una afirmación razonable: si no hay continuidad para mantenerlas vivas, están destinadas al olvido, y la liturgia en curso ciertamente no las favorece.... Soy por naturaleza un optimista, pero juzgo la presente situación con todo realismo y creo que un Napoleón sin generales puede hacer poco. El lema actual es "…ve a la gente, mírala a los ojos"…, ¡pero todo esto es un montón de palabras vacías! Haciendo esto solo nos celebramos a nosotros mismos, y el misterio y la belleza de Dios permanecen escondidas para nosotros. De hecho, estamos siendo testigos de la decadencia de Occidente. Un obispo africano me dijo cierta vez: "…Tenemos la esperanza de que el Concilio no elimine el latín de la liturgia, porque si así lo hiciera, mi país se sumiría en una Babel de dialectos"….

Pregunta: ¿Acaso Juan Pablo II no puso algo de orden en estos asuntos?

Respuesta: A pesar de un número de admoniciones, la crisis litúrgica se agravó más profundamente durante su pontificado. A veces fueron las celebraciones papales mismas las que contribuyeron a esta nueva tendencia con sus bailes y sus tambores. Una vez me fui diciéndoles: "…¡Llámenme cuando se acabe el show!"…. Ud. bien advierte que si estos son los ejemplos que vienen de San Pedro, las admoniciones y las quejas no son de mucho provecho. Siempre objeté estas cosas. Incluso aunque me echaran a patadas, en apariencia se debió al hecho de haber cumplido los 80, y no me arrepiento de lo que hice.

Pregunta: ¿Que significaba en otro tiempo cantar en la Sixtina?

Respuesta: El lugar y el Coro formaban una unidad, lo mismo que la música y la liturgia conforman una unidad. La música no es un mero ornamento, sino que da vida al texto litúrgico, y el cantor es de algún modo un sacerdote.

Pregunta: ¿Es posible, hoy en día, componer en el estilo del canto gregoriano?

Respuesta: Por un lado, necesitamos recuperar el espíritu y la solidez. Pero la Iglesia ha hecho lo contrario, favoreciendo las melodías simplonas, inspiradas en el pop, fáciles a los oídos. Se pensó que esto haría feliz a la gente y este es el camino que se eligió. Pero eso no es arte. El gran arte es densidad.

Pregunta: ¿No afirmaría Ud. que algún compositor de hoy en día es capaz de revivir esta tradición?

Respuesta: No es una cuestión de aptitud: es la atmósfera lo que falta. La falta no es de los músicos, sino de lo que le piden que hagan.

Pregunta: Y sin embargo, los monjes de Santo Domingo de Silos han vendido milliones de CDs de Canto Gregoriano. También podemos mencionar la tercera sinfonía de Gorecki, con sus referencias medievales...

Respuesta: Son fenómenos de la sociedad de consumo que tienen poco interés para mí.

Pregunta: Pero hay compositores de autoridad indiscutible que han puesto la fe en el centro del escenario, como por ejemplo Pärt o Penderecki...

Respuesta: Ellos no tienen el sentido litúrgico. Mozart fue también un grande, pero dudo que su música sagrada se encuentre cómoda en una catedral. Pero el Canto Gregoriano y Palestrina se complementan sin fisuras con la liturgia.

Pregunta: En efecto, las cartas de Mozart no manifiestan ningún sentimiento religioso relevante. Y aún así, el "…et incarnatus est"… de su misa en C menor, la frase soprano de los vientos explica perfectamente el misterio de la encarnación...

Respuesta: No se olvide de que el padre de Mozart era maestro de capilla. Y de este modo, lo quisiera o no, respiró profundamente el aire de la Iglesia. Siempre hay algo muy concreto, en especial en la niñez de un hombre, que explica su profundidad espiritual. Piense en Verdi, quien siendo niño fue instruido musicalmente por un sacerdote y tocaba el órgano en la misa.

Pregunta
: ¿Se siente un poco solo, sin herederos?

Respuesta: No ha quedado ninguno. Creo que soy el último Maestro de Capilla.

Pregunta: Pero en Leipzig, en la iglesia de Santo Tomás, ejerce el décimosexto Kantor desde la época de Bach...

Respuesta: En Alemania, en el ámbito protestante, los descendientes del compositor de los concierto de Brandemburgo cuidan celosamente su identidad. Verdi con toda razón decía que los alemanes son los hijos fieles de Bach, mientras que los italianos son los hijos degenerados de Palestrina.

Pregunta: Hablando de Verdi, la gran música sagrada no siempre es compatible con la liturgia...

Respuesta: Por cierto que no. La Misa de Requiem de Verdi no puede ser propiamente llamada misa apta para la liturgia, ¡pero piense en el poder con que el significado del texto emerge de ella! Beethoven, también: escuche el comienzo del Credo. Es completamente diferente del estilo propio del movimiento ceciliano. Estas son obras maesras de la música sacra que tienen su lugar adecuado en los salones de concierto.

Pregunta: Bruckner también era un compositor muy inspirado...

Respuesta: Tenía el defecto de ser excesivamente largo. Su misa para vientos, en E menor, es muy tediosa.

Pregunta: ¿Estaba en lo correcto Malher cuando decía que Bruckner era "…un semidios y un semitonto"…?

Respuesta: Es correcto. Tenía momentos extraordinarios, como sus tratamientos magistrales con el arco. Pero luego empezaba a exagerar y entonces...

Pregunta: ¿A Ud. le gusta Malher?

Respuesta: Es como Bruckner, en extremo repetitivo. A uno le gustaría gritarle, llegado cierto punto: ¡córtala, ya entendimos!

Pregunta: Según Ratzinger, hay una música que es un fenómenos de masas, la música pop, y que es medida según los parámetros del mercado. Y hay una música culta, cerebral que está destinada a una pequeña élite...

Respuesta: Esta es la música de los modernos, desde Schönberg en adelante, pero la música sacra debe seguir el espíritu del Gregoriano y respetar la liturgia. El cantor en la Iglesia no está allí como artista, sino como quien ora, o como alguien que predica con el canto.

Pregunta: ¿Envidia a las Iglesia Orientales?

Respuesta: No han cambiado nada, y bien que han hecho. La Iglesia Católica ha renunciado a ser ella misma y a su ornamento propio, como esas mujeres que se hacen cirugía plástica: se vuelven irreconocibles y a veces sufren graves consecuencias.

Pregunta: ¿Fue su padre quien lo trajo a la música?

Respuesta: Era un trabajador en una fábrica de ladrillos en Borgo San Lorenzo, en la provincia de Firenze. Amaba cantar en la iglesia. Y amaba las romanzas de Verdi y Donizetti. Pero en aquel tiempo todo el mundo cantaba: los granjeros mientras cosechaban sus viñas, los zapateros mientras hacían su trabajo en la soledad de su taller. Había bandas en la piazza, durante las vacaciones venían directores de orquesta desde Florencia y el teatro de nuestra zona tenía dos temporadas por año. Hoy todo eso se ha perdido.

Pregunta: En Italia las autoridades han cortado el financiamiento de las orquestas y los teatros...

Respuesta: Hicieron bien. Esas organizaciones tenían demasiada gente que era simplemente un peso muerto. Tome por ejemplo las oficinas administrativas. al comienzo había cuatro o cinco personas, ahora hay veinte o veinticinco.

Pregunta: ¿En qué sentido pueden Palestrina, Lasso o Victoria ser considerados relevantes?

Respuesta: Por su densidad musical. Palestrina es el padre fundador, que primero que entendió lo que significa hacer música… intuyó la necesidad del elemento contrapuntístico vinculado con el texto, al contrario de la complejidad y de las reglas de composición flamencas.

Pregunta
: El filósofo Schopenhauer decía que la música es la cumbre de todas las artes, la objetivización inmediata de la Voluntad. Para los católicos ¿puede definirse como la expresión directa de Dios, de su Palabra?

Respuesta: La música es Arte, arte con mayúsculas. La escultura es mármol, y la arquitectura tiene el edificio. Ud. ve la música solo con los ojos del espíritu… entra en Ud. Y la Iglesia tiene el mérito grandioso de haberla cultivado en sus cantorías, de haberle dado su sintaxis y su gramática. La música es el alma de la palabra que se convierte en arte. Es aquella que más definitivamente lo predispone a descubrir y dar la bienvenida a la belleza de Dios. Por esta razón, ahora más que nunca la Iglesia debe recuperarla.

domingo, 9 de diciembre de 2007

MIL AÑOS DE MÚSICA SAGRADA



















Tomado de "Filomúsica"



El álbum que nos presenta Virgin Classics con el título de "1000 años de música sacra" parece apuntar a unos objetivos más ambiciosos que los habituales en las recopilaciones de tipo "popurrí". En lugar de los dos CD's de siempre, aquí tenemos nada menos que 5, con piezas de música sacra presentadas por orden cronológico; cada disco forma una unidad temática propia, referida a una época determinada; el conjunto se acompaña de una concisa historia de la música sacra a través de sus autores y de un Glosario, textos que en el ejemplar entregado para crítica venían íntegramente en inglés: como también el título de la portada venía en inglés ("1000 years of sacred music") y sin embargo, en las tiendas lo hemos visto con su título en español, por lo cual es de suponer que los textos de dentro también se hayan traducido. Los ejemplos musicales (seleccionados del catálogo de Virgin Classics con algún préstamo de EMI) son en parte fragmentos de obras grandes, pero también hay obras que aparecen íntegras.

Nos encontramos, por tanto, ante un producto que pretende ser una antología de la música sacra de los últimos 10 siglos y mostrar la evolución del género; hasta qué punto lo ha conseguido es el tema del que hablamos en el resto del presente artículo.


El primer CD está dedicado a la música en la Edad Media hasta la consolidación de la polifonía, terminando precisamente con la primera misa polifónica de gran fama, la Misa de Notre Dame de Machaut. Comienza, lógicamente, con el canto gregoriano, aunque no con los sempiternos monjes de Silos, sino con dos fragmentos del Oficio para la Epifanía cantados por la Schola Cantorum Coloniensis y la Schola Cantorum de Solingen. A continuación aparece documentada extensamente la transición de la monodía a la polifonía con varios ejemplos cantados por el Ensemble Gilles Binchois: una Misa de Pascua del siglo XI y un Oficio para el Año Nuevo de la catedral de Puy-en-Velay, ya en el siglo XII. A continución figura Perotin, uno de los pioneros de la polifonía de la llamada "Escuela de Notre Dame", con un Allelluia posuis adjutorium y el disco termina, como se dijo, con 4 fragmentos de la Misa de Notre Dame de Machaut, interpretada por Andrew Parrott y su Taverner Consort & Choir, una versión muy animada, casi "rítmica" aunque hay que preguntarse si eso será muy medieval.

Además de lo dicho, el CD 1 comprende algunas piezas que se salen de la música propiamente litúrgica: un motete del famoso Pedro Abelardo (famoso por su amor por Eloísa, pero no como compositor), O quanta qualita, que escuchado aquí suena a música trovadoresca, y dos fragmentos del Llibre Vermell de Montserrat, cantos de peregrinos de argumento religioso pero que no son propiamente música sacra (si se considera tal, ¿por qué no incluir las Cantigas de Santa María?). Es una pena que con dos obras se rompa un tanto la unidad del disco 1, y además no haya espacio para que la Misa de Notre Dame pudiera aparecer completa, esto es, completas sus partes polifónicas (sólo han quedado fuera el Credo y el final, Ite, Missa est). Además, otra unidad que en cierto modo se rompe es la de las versiones utilizadas, al incluir en la obra de Abelardo (como en la de Perotin) una grabación, ya con años a sus espaldas, protagonizada por Thomas Binkley y su Studio der Frühen Musik, pioneros de la grabación de música medieval cuyos trabajos fueron muy celebrados en su día, pero que hoy ya hay muchos que consideran superados. En cuanto al Llibre Vermell, la versión utilizada es, cómo no, la famosa grabación de Jordi Savall, de un refinamiento y una exquisitez absolutos (que pueden llevar a preguntarse si esta música era de peregrinos o de príncipes).


El segundo CD podría titularse "La edad de oro de la polifonía" porque ese es el repertorio que comprende, abarcando la Baja Edad Media, el Renacimiento y el primer Barroco. Así, podemos encontrar a conjuntos vocales como el prestigioso The Hilliard Ensemble, dirigido por Paul Hillier, en motetes como el Veni Creator de Dunstable (muy buena versión, aunque donde esté la de Pro Cantione Antiqua en Archiv...), Nuper Rosarum Flores de Dufay (escrito para la inauguración de la iglesia de Santa María de las Flores, en Florencia, la misma para la que Brunelleschi construyó su famosa cúpula), Alma redemptoris mater de Ockeghem o un Padrenuestro de Josquin Desprez. Todos los mencionados (salvo Dunstable) pertenecen a la llamada "Escuela franco-flamenca" de los siglos XV-XVI; el nombre importante que falta es Orlando de Lasso, o Roland de Lassus como se le escribe aquí, que también está representado por un motete, Resonet in laudibus cantado por The King's Singers.

Contemporáneo de Lasso es Palestrina, que aquí no está representado por ninguna de sus obras más famosas (la Misa del Papa Marcelo o el Stabat Mater) sino por un fragmento de El Cantar de los Cantares, a cargo del Hilliard Ensemble, y un Ave María dirigido por Timothy Brown al coro del Clare College de Cambridge. Hay que reseñar el olvido total de la polifonía española del Siglo de Oro, parece increíble que en una antología como esta se olviden de un Tomás Luis de Victoria, por ejemplo. Hay que considerar que para esta selección hay que ceñirse a lo que tengan grabado EMI o Virgin en sus archivos, pero aun así parece muy difícil que no se pudiera haber encontrado nada de Victoria. Por su parte, de la polifonía inglesa del Renacimiento sólo se ha incluido el que podríamos decir que es su mayor "hit", el famoso motete a 40 voces Spem in alium de Thomas Tallis, nuevamente en buena versión de Parrott y los Taverner.

Ya dentro del primer barroco nos encontramos con una muestra de Monteverdi (el "Beatus Vir" de la Selva Morale e Spirituale, de nuevo por Parrott), otra de Schütz (el motete Jauchzet dem Herren alle Welt en versión dirigida por Heinz Hennig) y por último, otra de las obras más famosas de la historia de la polifonía, el Miserere de Allegri, célebre entre otras cosas por haber sido copiado por Mozart de memoria tras una sola audición. Lo interpreta uno de los mejores coros de Inglaterra, el del King's College de Cambridge (¡qué voces blancas!), aunque la dirección de Stephen Cleobury no es tan buena como la de Willcocks en su grabación para Decca (por desgracia, esta última está cantada en inglés en vez del latín original).


El tercer CD abarca el resto del Barroco, y aquí hay que decir que 13 de los 23 "tracks" del disco contienen música de compositores franceses, lo que puede darnos una idea de dónde se llevó a cabo esta compilación. El primer francés representado es Charpentier, con el famoso Te Deum (el que comienza con el "Himno de Eurovisión", que puede oírse aquí) dirigido por Marriner y la Misa del gallo, dirigida por Willcocks, versiones tomadas de EMI e interpretadas con instrumentos modernos y no de época, aunque algunas de las voces empleadas (Upshaw o Murray en la primera, Bowman en la segunda) les dan un indudable atractivo. Otros barrocos franceses presentes son: Henry du Mont con un fragmento de su Nisi Dominus dirigido por Olivier Schneebeli, André Campra con otro fragmento de su Miserere dirigido por Malgoire, Clérambault con extractos también de un Miserere para coro y órgano (en versión dirigida por Emmanuel Mandrin), Couperin con su Motete Tabascere me fecit por Christophe Rousset, y Rameau con otro motete, In convertendo, en versión dirigida por Hervé Niquet. En las piezas de Clérambault se puede observar que la escritura para coro no había cambiado mucho desde los tiempos de la polifonía, y lo mismo, aunque en menor medida, se puede notar en la de Couperin (del cual, curiosamente, no se ha seleccionado nada de las mucho más famosas Lecciones de tinieblas).

Como en la música barroca también hubo compositores que no eran franceses, he aquí el resto del contenido del tercer CD: Italia se reduce a dos nombres, Vivaldi con su Gloria en re nuevamente en versión de Andrew Parrott y Pergolesi con su Stabat Mater cantado y dirigido por Gerard Lesne. En cuanto a los alemanes, residentes en su país o emigrados, encontramos a "un tal" Haendel que se merece sólo dos tracks (contra los 5 de Charpentier), uno con el comienzo del Dixit Dominus (otra vez por Parrott) y el otro con el hiperfamoso coro "Hallelujah" de El Mesías, que aparece en versión cantada por el coro del King's College de Cambridge y dirigida por David Willcocks. Siendo un mínimo de mínimos (o ni eso) al menos representa las dos facetas de Haendel dentro de la música sacra, esto es, las obras litúrgicas y los oratorios. Y, por último, de "otro tal" Johann Sebastian Bach encontramos tres fragmentos: uno de la Cantata 147 (el famoso coro "Jesús, alegría de los hombres" dirigido, cómo no, por Andrew Parrott), de la Misa en si menor (en la primera grabación de Herreweghe, cantando Charles Brett) y de la Pasión según san Juan (el coro final, nuevamente por el insustituible Parrott). Aunque se han dejado fuera obras mucho más conocidas, como la Pasión según san Mateo, al menos los tres fragmentos elegidos representan a Bach en tres de los géneros sacros que cultivó: la cantata, la Pasión y la Misa.


El cuarto CD recorre el espacio que va desde el Clasicismo del siglo XVIII (representado aquí únicamente por Mozart) hasta comienzos del siglo XX (Requiem de Fauré), atravesando todo el Romanticismo del XIX. En ese período es donde se han compuesto los cuatro Requiem más famosos del repertorio: Mozart, Brahms, Verdi y Fauré, y de los cuatro se incluyen fragmentos en este disco (un quinto sería el de Berlioz, no incluido aquí). EMI posee versiones de referencia de todos ellos, pero aquí se han preferido grabaciones modernas y a poder ser con instrumentos originales. De ahí que los fragmentos del Requiem de Mozart ("Introito y Kyrie" y "Lacrimosa") se hayan escogido en la versión dirigida por Norrington, muy mediocre pero "provocadora" por lo que tiene de novedad, o que el mismo Norrington sea quien dirija el fragmento elegido del Requiem de Brahms, con intervención de la soprano Lynne Dawson. En el de Verdi (del que aparecen el "Dies Irae" y el "Lux Aeterna") se ha elegido la grabación drigida por Michel Plasson, que al menos da la oportunidad de escuchar al magnífico Orfeón Donostiarra, y para el de Fauré se ha acudido a una grabación originalmente hecha para Virgin, la dirigida por David Hill; se incluyen el "Pie Jesu", el "Libera me" y el "In paradisum".

Aparte de los Requiem, hay otras obras y autores que tenían que estar en una recopilación de este tipo, y en general "son todos los que están". Así, del propio Mozart, aparte del Requiem había que incluir esa pequeña joya llamada Ave Verum, también por Norrington (algo más fino aquí); de Beethoven no podía faltar su Missa Solemnis (de la que se incluye un fragmento del "Agnus Dei" dirigido por Jeffrey Tate; lástima que no hayan elegido la versión de Klemperer); de Cherubini, un autor de capital importancia dentro de la historia de la música sacra, aparece el "Introito y Kyrie" de su Requiem en memoria de Luis XVI, en versión procedente del ciclo dedicado a las misas de este autor que ha grabado para EMI Riccardo Muti; otro imprescindible es Rossini, el que aparece aquí el "Inflammatus et accensus" de su Stabat Mater, también dirigido por Muti.

Y siguen los autores que han tenido su peso específico en la música sacra del XIX: Schubert, con su penúltima obra, el Himno al Espíritu Santo procedente del ciclo de sus partituras corales grabado por Wolfgang Sawallisch, y que al menos es una obra completa y no un fragmento, aunque hubiera sido más representativo incluir algo de la Misa D 950 (no el sempiterno Ave María, ya que no es propiamente música sacra). Otro nombre fundamental, Mendelssohn, tampoco aparece con lo más conocido (Elías) sino con su Salmo 42 dirigido por Richard Hickox; de Gounod tampoco escuchamos su Ave María sino el "Domine salvum" de su importante Misa de Santa Cecilia, que incluye la llamada "Oración por el ejército", un momento de música militar dentro de la liturgia; por último, de Franck tampoco aparece el sempiterno Panis Angelicus sino un coro de su oratorio Redención, dirigido por Michel Plasson.

En conjunto, este cuarto CD da una buena panorámica de los autores de música sacra importantes en este período, por más que haya habido que dejar fuera otros nombres también fundamentales (Haydn, Berlioz, Liszt, Bruckner).


El quinto y último disco abarca los últimos 100 años, un período que ha destacado menos que los anteriores por el cultivo de la música sacra, quizás un reflejo de que nuestra sociedad se va haciendo cada vez menos religiosa, aunque en los últimos años se ha hablado de un resurgimiento del interés por lo espiritual de la mano de las modas "New Age". Con todo, aún es posible encontrar autores significativos dentro del género. Los más antiguos aquí mostrados son dos rusos, Rachmaninov y Stravinsky: del primero se incluyen dos fragmentos de las Vísperas dirigidos por Tönu Kaljuste al Coro de la Radio Sueca, y del segundo un Credo dirigido por Cleobury al King's College. Pero el grueso del disco se lo llevan tres autores franceses, pues en ese país continuó habiendo durante buena parte del siglo XX una tradición de música religiosa católica. Uno de ellos es Maurice Duruflé, cuyo Requiem (de 1947) tal vez sea la última obra de este género que ha ingresado en los repertorios habituales, y del que aquí escuchamos cuatro fragmentos dirigidos por Cleobury. Los otros dos son Francis Poulenc, representado por sus Cuatro motetes para el tiempo de Navidad (en versión de The Sixteen, dirigidos por Harry Christophers), y Olivier Messiaen, de cuya importantísima obra sacra solamente se incluye el motete O Sacrum Convivium, cantado por el coro de la London Sinfonietta dirigido por Terry Edwards.

En el resto de nombres de este disco hay dos anglosajones: Barber con su Agnus Dei (que es la versión cantada del famoso Adagio para cuerdas, por eso nunca falta en una recopilación de este tipo), en versión del Coro de la Catedral de Westminster dirigido por David Hill, y Britten con A Shepherd's Carol dirigido, al igual que el Motete de Messiaen por Terry Edwards. Pero los tres compositores vivos con que se cierra esta selección pertenecen todos ellos a la Europa del Este: dos polacos (Penderecki y Gorecki) y un estoniano, Arvo Pärt. De Penderecki se incluye un Agnus Dei (no un Ave María como se dice en el libreto), que utiliza algún "cluster" sonoro; de Gorecki el motete Totus Tuus, escrito para el viaje del Papa Juan Pablo II a Polonia en 1987, de escritura más tradicional; ambos los canta el coro del King's College, con Cleobury. En cuanto a Pärt, como cierre de esta recopilación podemos escuchar su tétrico De Profundis dirigido por Tönu Kaljuste.


En resumen, estamos ante una antología que se propone unos objetivos sin duda ambiciosos, que en parte ha conseguido y en parte (según nuestra opinión) aún es mejorable, y que por la información señalada en los párrafos precedentes cada posible comprador de esta recopilación podrá discernir si le interesa o no.




REFERENCIAS:

"MIL AÑOS DE MÚSICA SACRA"
Virgin 7243 5 62126 2 6 (5 CD's)