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viernes, 2 de mayo de 2008

La vivencia del Misterio Eucarístico por el ministro del canto litúrgico


En esta ocasión les presento la conferencia
del Pbro. Jesús Sánchez Montejano.
Es substanciosa en cuanto a lo doctrinal,
pero impulsa a una reflexión profunda sobre
cómo vivimos nuestra vocación al "ministerio no instituido"
del canto y la música litúrgica.
Nuevamente les solicitamos referenciarnos
si este material es usado para su publicación.







La vivencia del Misterio Eucarístico
por parte del Ministro del Canto Litúrgico


Pbro. Jesús María Sánchez Montejano


Introducción


El Misterio Eucarístico y el ministro del canto.

La Eucaristía es para la Iglesia culminación y fuente de la vida liturgica (SC y P. Alberto Aranda), la cual es a su vez, culmen y fuente de la vida de la Iglesia (SC).

Ya que, como lo enseña la misma SC: no solo envió el Senor a los apóstoles a anunciar la Buena Nueva de su bienaventurada pasión y resurrección redentoras a todos los rincones de la tierra, sino que también los envió a realizar el Misterio Pascual que anunciaban mediante la administración de los sacramentos, sbre todo en la celebración de la Eucaristía.

De tal forma que para entender el Misterio de la Eucaristía, necesitamos entender el Misterio Pascual que celebra, que es el centro de la vida Litúrgica y de la Iglesia y también su razón de ser.

Qué es el Misterio de la redención?

Al hablar de este Misterio Pascual, nos referimos con San Pablo a los Efesios a ese Misterio de elección, santificación, perfección divina, para las cuales Dios creó en su amor al género humano. Misterio anunciado desde antiguo por los profetas del pueblo elegido de Israel. Misterio manifestado en la encarnación, vida, pasión, resurrección y ascensión de su Unigénito y Verbo divino para la redención del género humano (Misterio Pascual de redención). Misterio realizado por Cristo que encabeza por el Espíritu Santo todo el proceso de redención de los hombres, llamándolos a formar una sola familia, en un solo Cuerpo, bajo un solo Pastor (Misterio de comunión). Misterio que mediante el servicio de la Iglesia a la humanidad (Misterio de caridad), se va proyectando en la historia hasta la consumación de los siglos (Misterio escatológico). Misterio que da al ser humano la capacidad de abrazar la voluntad de Dios en una adhesión incondicional y entrega total (Misterio de fe).

Relación del Misterio con la Liturgia
Es este Misterio el que la Liturgia celebra, anuncia y realiza, en ese culto público que Cristo rinde al Padre, asociando a sí a su Cuerpo y Esposa la Iglesia, para hacerlo presente mediante ella en la historia bajo la acción del Espíritu Santo.

Liturgia = Culto público que Cristo rinde al Padre en el que asociando a sí a su Cuerpo la Iglesia, celebra, anuncia y realiza por medio de ella su Misterio Pascual en la historia, bajo la acción del Espîritu Santo.Relación de la Eucaristía con el Misterio celebrado en la Liturgia

En la Liturgia el Misterio se hace Eucaristía, es decir, memorial y bendición de Cristo, por él, con él y en él, en la celebración que lo anuncia y realiza, para el perdón de los pecados, para la unidad del género humano en la caridad de Cristo, para la diginificacion en Cristo de la humanidad caída, para la participación de muchos en la vida eterna y divina.

Relación del ministro del canto con la Liturgia del Misterio
Mediante la celebración litúrgica Dios nos bendice transformándonos en instrumentos, de la obra y acción redentoras de Cristo. En ella somos llamados a responder libremente a esta bendición disponiendonos a la acción del Espíritu Santo, que derrama sobre nosotros dones y ministerios para la edificación de la Iglesia. Es así como surge en la comunidad de la Iglesia el servicio, o ministerio no instituído del canto y la música litúrgicos.

Es importante pues, descubrir como se llega a este ministerio y sobre todo, como este se relaciona con la celebración eucarística como uno de los dones y vocación importantísimos, tanto en la comunidad cristiana como en la celebración de la eucaristía, para comprender mejor lo que significa la experiencia de su realización.

Del Misterio anunciado al Misterio cantado.

Cristo al final de su ministerio público anunció a sus discípulos su pasión y la Nueva Alianza sellada con su sangre para la redención, es decir el perdón, de los pecados de muchos. Y la anticipa en la cena Pascual de la noche en que iba a ser entregado, mediante la entrega incruenta de su Cuerpo y de su Sangre en el pan y el vino consagrados para hacer su memorial.

Esta entrega se consumó en el momento de su pasión y muerte en la cruz, y cumple en plenitud con la redención en su resurrección gloriosa. Así con su muerte destruyó nuestra muerte, con su resurrección nos dió nueva vida, y mediante esta Pascua suya realizó la redención anunciada.

Luego el Señor, antes de su Ascensión congrega a sus discípulos en Iglesia y les consigna la misión de continuar su obra redentora en el anuncio de la Buena Nueva del Reino de Dios y el llamado a la conversión a todos los pueblos. Al mismo tiempo, les confirmó que estaría con ellos todos los días hasta el fin de los tiempos y donde quiera que se reunieran en su nombre por el Espíritu Santo, mediante los signos sacramentales que mandó celebrar a los apostóles por el mismo Espíritu, como signos del encuentro entre Cristo y sus discípulos, entre su Iglesia y la humanidad.

El día de Pentecostés el Espíritu Santo se manifesta a los discípulos colmándolos de dones para realizar esta misión y manifestando por medio de ellos el Misterio de la Iglesia a los hombres.

A partir de entonces, la Buena Nueva de Cristo cuyo núcleo central es el Misterio Pascual de su pasión, resurrección y ascensión, nos es anunciada una y otra vez, por medio del ministerio evangelizador de la lglesia y la celebración de los sacramentos, en orden a perfeccionar nuestra participación en la redención mediante:
-la conversión constante;
-el fortalecimiento de nuestra comunión con Cristo a través de la Iglesia;
-el incremento de la acción del Espíritu mediante la Palabra y la gracia sacramental;
-la participación de bienes en la caridad (explicar);
-y las oraciones.

El punto de partida de este proceso de perfeccionamiento en cada uno de los discîpulos de Cristo es la iniciación cristiana (Bautismo, confirmación e iniciación en la comunion eucaristica sacramental).

En ella se nos confiere la gracia de la redención del pecado original, la adopción filial, la transformación en templos del Espíritu, la incorporación a la Iglesia y a su misión, la participación en el Reino de Dios y la vida eterna. En esta iniciación mediante la Confirmación, Dios nos concede el poder del Espîritu para ser testigos y dar testimonio de la redención en el mundo. El Espíritu mismo nos va impulsando, así como llamando al servicio de Cristo y de la Iglesia, mediante una vocación especîfica, dones particulares y carismas para edificar a la Iglesia y colaborar en la difusión y extensión del Reino de Dios en el mundo.

En los que ya somos miembros de Cristo por el Bautismo, Dios renueva constantemente este proceso de perfeccionamiento en el servicio y en la misión, por el Espíritu Santo en la Liturgia de la Eucaristía, dándonos en ella la gracia para configurarnos en nuestro ser con Cristo, para que como colaboradores de su acción por medio de la Iglesia, lo hagamos presente en nuestro tiempo y nuestra historia.

Para colaborar con esta gracia inmensa y misteriosa, los discîpulos de Cristo respondemos a ella participando en los diversos grados de instrucción, en las distintas celebraciones litúrgicas, en la participación de bienes en la caridad, en las oraciones tanto comunitarias como particulares, así como compartiendo también las expresiones sencillas de busqueda de Dios y gratitud hacia él, propias de la piedad y religiosidad popular.

De esta participación surge la experiencia del encuentro renovado con el Cuerpo de Cristo, mismo que nos va preparando a la gracia del encuentro personal con el Señor, el Maestro, el Camino, el Amigo, el Amado en la Eucaristía y en la oración individual.

Las diversas vivencias de encuentro con el Señor, sea a través de la experiencia eclesial, comunitaria o popular, sea a través de la gracia de un encuentro más íntimo o místico tienen su culminación y fuente en el Misterio de la Eucaristía, que como culmen y fuente de la Liturgia es eminentemente Misterio Pascual de redención, Misterio de fe, de comunión, de caridad y escatológico. Del encuentro con Cristo y con su Iglesia en la Eucaristía surge la necesidad de expresar la alegría de la redención a través de la música y el canto.

- La vivencia eucarística del ministerio de la música y el canto litúrgicos

Ahora bien, no es lo mismo ser interprete de la música y el canto litúrgicos, que ser servidor de la voz de Cristo y de su Iglesia en la Liturgia. De hecho, la mayoría de nosotros comenzamos a participar en el canto litúrgico, más como interpretes que como protagonistas de la vivencia del encuentro con Cristo en la eucaristía.

Sin duda, hay que saber interpretar correctamente la tradición musical de la Iglesia, así como los cantos sencillos de las expresiones populares musicales. Pero una cosa es ser interprete de la vivencia eucarística eclesial cantada, y otra ser instrumento de la gracia para expresar y comunicar la vivencia del misterio mediante el canto y la música. Lo primero se logra en la escuela de música y canto, lo segundo de rodillas ante Dios nuestro Señor y en actitud de escucha y obediencia a su Palabra.

Aquello exige del cantor disciplina y excelencia en el manejo de la voz para trasmitir a la comunidad que lo escucha la vivencia del canto que interpreta. Esto exige desprendimiento de sí y una profunda comunión y caridad con la comunidad cristiana de la cual se es miembro, para servirle mediante el canto y la musica como animador, inspirador y portavoz de la vivencia del Misterio de la redención, a ella y al ministro que la preside en nombre de Cristo. El ministro del canto en la Iglesia está al servicio de la Palabra, de la acción de Cristo bajo los signos sacramentales y de la experiencia que la comunidad va teniendo del encuentro con Cristo a través de la instrucción, la celebracion, la caridad y la oración, cosa que no lo exenta de saber expresar con maestría la música y el canto pero pone el énfasis en el servicio a la Palabra, a los signos litúrgicos y al Cuerpo mismo de Cristo.

De la experiencia del ministro del canto litúrgico a la experiencia de la comunidad.

El ministerio no instituído del canto litúrgico tanto en la liturgia en general como en la Liturgia de la Eucaristía, es a la vez vocación y don. Habrá quien tiene vocación de músico, pero no vocación a ser mediante la música servidor del culto litúrgico. Esto lo va distinguiendo el bautizado con la comunidad cristiana en la medida de su participación generosa y desinteresada en ella.

Quien descubre esta vocación y en quien la comunidad lo descubre, recibe de la Iglesia la vivencia del encuentro con Cristo y del servicio a Cristo en la Liturgia y en la Eucaristía, pero esta vivencia no es para sí, ni para deleite personal, ni para exhibirse como lo haría un artista que se dedica a deleitar a su auditorio, ni para escalar en la posición social o económica, sino para impulsar a la comunidad a celebrar, anunciar y realizar en su vida la vivencia del Misterio que canta. Es por ejemplo la vivencia de la comunidad de Milán amenazada por arrianismo y animada por su Obispo a confesar y vivir su fe a partir del canto de los salmos en la Liturgia. y así encontramos una multitud de vivencias semejantes a lo largo de la historia.

Ahora, parte de esta vivencia de encuentro con el Misterio de Cristo y de su Iglesia, que tiene como dijimos anteriormente su fuente y culminacion en la Eucaristía, se va comunicando por medio del canto a traves de los diversos momentos de esta celebración y de los diversos aspectos del Misterio de Cristo que se manifiestan en la misma. Siempre en base a la Palabra, que anuncia el Misterio de la Pascua y la persona misma de Cristo y al signo eucarístico, que lo manifiesta místicamente y nos pone en comunión con él.

- Los momentos de la celebración del Misterio

1. Momento del misterio preparado: convocación y llamado a la conversión - Ritos iniciales y ritos penitenciales.
2. Momento del misterio anunciado: Liturgia de la Palabra, acogida del anuncio mediante el símbolo de la fe y respuesta de fe en la plegaria universal.
3. Momento del misterio realizado y manifestado bajo el signo del pan y del vio eucaristizados: Liturgia de la Eucaristía.
4. Momento del misterio participado en la admnistración de la comunión sacramental.
5. Momento del misterio adorado: después de la comunión y en el himno de accion de gracias.
6. Momento del misterio encarnado: los que paricipan en la eucaristía fortalecen su incorporación a Cristo y su ministerio de misión sacerdotal, profética y de liderazgo en el servicio.
7. Momento del misterio contemplado: cuando se prolonga el encuentro eucarístico en el culto al santísimo Sacramento del altar fuera de la Liturgia eucarística.

Cada uno de estos momentos requiere de una expresión cantada y musical que lo distinga y disponga a la asamblea a tener una participación plena en él, es decir de cuerpo, sentimientos, mente y corazón.

- Los tiempos del Misterio que se expresan en la liturgia de la Eucaristía.
El tiempo de preparación y anuncio del advenimiento de su manifestacion a todos los hombres (Adviento).
El tiempo de su manifestación encarnada al mundo, a los pobres, a los pueblos y al pueblo elegido de Israel (Navidad).
El tiempo de la conversión y la renuncia de sí para participar en él (Cuaresma).
El tiempo de su manifestación gloriosa y exaltación (Pascua).
El tiempo de su proyecciøn en la historia hasta la consumación de los siglos (Tiempo ordinario)

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